jueves, 3 de julio de 2014

Presentación del Espacio Universitario Renovador

Nuestra universidad se encuentra en proceso de elección de varias de sus autoridades. En las próximas semanas, se elegirá un nuevo Rector, varios Decanos, se elegirán las autoridades de la Asamblea General del Claustro y también los representantes de los órdenes ante el Consejo Directivo Central. Es un momento adecuado para pensar qué queremos que suceda en los próximos años de la Universidad de la República. Por ello, un grupo de docentes, de variado origen ideológico, disciplinario e institucional, nos hemos reunido para promover la discusión en la Universidad con apertura y levantando la mirada hacia perspectivas de mediano y largo plazo. Queremos superar los sectarismos y las luchas de pequeñas capillas. Queremos impulsar un amplio debate de ideas pero partiendo del supuesto básico de que queremos una universidad de la mayor calidad y que apueste al desarrollo de nuestro país en el sentido más pleno de la palabra. Para que esto suceda, es necesario que nuestro orden docente y el gremio que lo organiza, la Asociación de Docentes de la Universidad de la República, actúe con mayor apertura, mejore su representatividad y eleve el nivel actual de las discusiones. Pretendemos que nuestro agrupamiento, que hemos denominado Espacio Universitario Renovador, sea un aporte para ello. En esta elección de autoridades nuestro espacio no va a convocar a votar por ningún candidato a Rector. Independientemente de la opinión que se tenga sobre quién debe ser el futuro Rector, nuestra agrupación está pensando en el proceso que comienza al día siguiente de la elección. Si bien diversos compañeros que han adherido a este espacio apoyarán a diferentes candidatos, la tarea de construcción universitaria es de tal magnitud y alcance que sería injusto detenernos por este motivo. Quienes apostamos a una mejor Universidad necesitamos tener un espacio de diálogo fraterno y constructivo antes y después de la elección. Desde esta lógica aportamos el siguiente documento programático de cara al próximo período de la Universidad y nos comprometemos a promover las líneas aquí formuladas en los diferentes ámbitos de trabajo en que a cada uno de nosotros nos corresponda actuar.

miércoles, 2 de julio de 2014

Universidad de la República: hacia dónde queremos ir

Descargar el documento preparado por el Espacio Universitario Renovador de cara al nuevo período 2014-2018 y la la renovación de Autoridades Universitarias.
Universidad de la República: hacia dónde queremos ir

Universidad de la República: hacia dónde queremos ir

Conservador no es sólo aquel que conserva los bienes materiales. Conservador asimismo, y no menos peligroso, es aquel que por inercia, por pereza, por senectud y también por interés, transforma las ideas recibidas, que en la época del alumbramiento pudieron ser revolucionarias y fecundas, en un campo de dogmas inmutables, aquel que vive y actúa sobre un fondo intocado e intocable de axiomas.

Carlos Quijano. Fragmento de "Los mitos y los hechos", MARCHA, 3 de Diciembre de 1965.

En estos años nuestra Universidad recibió el mayor incremento presupuestal de los últimos 50 años. Paralelamente, han venido ocurriendo una serie de cambios importantes dentro de nuestra querida casa de estudios. Los docentes universitarios hemos participado en ellos, impulsando muchos, aportando a otros que ocurrieron sin nuestra iniciativa o incluso siendo críticos con el rumbo de algunos. Pero creemos que mucho más queda por hacer, porque una institución como la UdelaR es una obra inacabada, pues siempre podemos y debemos luchar para mejorarla y, de esa manera, contribuir al desarrollo económico, social y cultural del país.

Somos un grupo de docentes, pertenecientes a distintos servicios y con historias muy diversas, pero que compartimos una visión crítica del rumbo que ha tomado la UdelaR en estos últimos años. Nos une una voluntad de transformación y renovación de la Universidad sobre bases de excelencia académica, un compromiso profundo con la cultura, la sociedad y el desarrollo nacional y una apertura al intercambio con la región y el mundo. Este compromiso debe expresarse en la calidad y creatividad de nuestros egresados, en la capacidad que tengamos de hacer avanzar el conocimiento en general y en la atención a los problemas particulares del país. Defendemos la independencia que nos da la autonomía y las posibilidades de participacipación que implica el cogobierno, el cual debe profundizarse y actualizarse en sus prácticas y estructura, para adecuarlo a las presentes dimensiones y complejidades de la conducción y gestión universitaria. La autonomía y el cogobierno, entendidos como una verdadera participación de los actores universitarios, pierden sentido si no promovemos al mismo tiempo la pluralidad y diversidad de puntos de vista al interior de la UdelaR para crear un ambiente propicio para el intercambio y debate de ideas.

Presentamos este documento con el fin de promover la discusión sobre los lineamientos que pensamos deberían orientar los pasos futuros de nuestra casa de estudios. Haremos un breve diagnóstico de la situación actual, para lo cual reseñamos aspectos de las actuales políticas que, en mayor o menor medida, compartimos y luego planteamos un conjunto de orientaciones programáticas que nos parecen centrales para el próximo período.

Estado de situación

Formular un programa para la Universidad de la República en este momento requiere considerar atentamente una serie de factores que operararán como fuertes condicionantes para lo que ocurra dentro de la institución:
  1. Cambio en el rectorado, que puede implicar cambios en el rumbo y/o las prioridades que han prevalecido en estos últimos ocho años
  2. Cambio en el gobierno nacional, que también puede implicar reajustes significativos en el relacionamiento con la UdelaR
  3. Existencia de otras instituciones terciarias y universitarias de reciente o inminente creación con las cuales vamos a compartir presupuesto educativo, responsabilidades y con las cuales deberemos distribuir esfuerzos mediante una dinámica de relacionamiento interinstitucional cuyas características aún no están bien establecidas.
  4. Un sistema educativo globalmente deficitario que requiere ajustes importantes y urgentes.
La Universidad de la República (UdelaR) es una institución grande y compleja, con un mecanismo de gobierno en que participan docentes, estudiantes de grado y egresados (cogobierno). En los últimos tiempos la UdelaR ha acelerado el ritmo de un crecimiento que ha sido sostenido e importante desde hace ya muchos años. Este crecimiento está dado por una multiplicación de la matrícula estudiantil, de la cantidad de docentes, de las carreras y por una importante expansión y dispersión territorial.

En particular creemos que la UdelaR presenta, en muchos aspectos, una excesiva rigidez dada por como están concebidos los servicios y las carreras, así como por las dificultades que existen en el actual formato institucional de tipo federativo-corporativo para procesar con eficacia las diferencias en los puntos de vista e intereses entre sus diferentes actores.

El cogobierno en su forma actual adolece de serios problemas de efectividad y representatividad y está siendo desbordado por la complejidad y el tamaño de la institución. El modelo actual de cogobierno no se adapta fácilmente a la creación de estructuras de nuevo tipo como carreras transversales, organismos nuevos como el espacio interdisciplinario, las sedes del interior o eventualmente institutos centrales.

Una institución universitaria de calidad requiere docentes altamente capacitados (y por lo tanto, un numeroso cuerpo de grados medios y altos) y con alta dedicación horaria. En la UdelaR casi el 50 % del cuerpo docente está constituido por docentes grados 1 y 2 con baja carga horaria semanal pero que concentran más del 50% del volumen total de horas. Asimismo la distribución de los docentes con alta calificación y alta carga horaria es muy desigual en los distintos servicios determinando la coexistencia de distintas "subculturas" académicas dentro de la UdelaR con diferentes perspectivas y reclamos.

La UdelaR adolece de serios problemas de gestión debido a su normativa, a la lentitud para procesar decisiones y a un sistema funcionarial inadecuado en cuanto a los mecanismos de acceso, promoción y capacitación. La institución ha crecido y ha aumentado la oferta educativa en forma poco planificada y asumiendo formaciones que si bien son importantes para el país, no le corresponden, como es el caso de la multitud de carreras cortas y tecnicaturas.

Algunos pasos en la dirección correcta

En primer lugar, nos parece importante destacar aspectos de las políticas recientes que nos parecen correctas y que han impactado positivamente en la Universidad. Desde 2008 se produjo un significativo aumento presupuestal de más del 70% en términos reales. Una novedad importante del período es que se planificó un pedido presupuestal en función de metas. Y y una parte de los recursos de asignó s en forma inversamente proporcional a la distancia que los servicios tienen a algunas de las metas. Esta parece ser una forma deseable de trabajar para el futuro. Se trata de lograr un delicado equilibrio entre la necesidad de apoyar a los servicios y áreas más rezagadas, al tiempo que mantener el financiamiento y el estímulo de los lugares más desarrollados.

La UdelaR es la principal institución de investigación del país. Aproximadamente el 80% de la totalidad de los investigadores que constituyen el Sistema Nacional de Investigadores son docentes de la Universidad de la República. Además es la institución que genera el mayor número de publicaciones arbitradas internacionales del Uruguay. Contribuye con investigadores y docentes a otras instituciones de investigación como el Instituto Pasteur de Montevideo, el Instituto de Ciencias Biológicas Clemente Estable y el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (CUDIM). Y ha formado y forma investigadores y docentes de otras instituciones públicas como el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), la División de Laboratorios Veterinarios-MGAP (DILAVE) entre otras instituciones, y de la mayoría de los docentes de las universidades privadas del país.

La Ordenanza de grado aprobada unifica criterios formales y establece pautas educativas para toda la UdelaR. Establece la creditización y dimensiona las carreras, adecuándolas al desarrollo del sistema de posgrados. Uno de los objetivos principales de la ordenanza es romper con el rígido esquema de carreras tubulares que tiene la UdelaR, favorecer los planes de estudio flexibles y la posibilidad de movimientos horizontales de los estudiantes.

Se logró en estos años una base de acuerdo importante sobre los lineamientos centrales para la creación de la carrera docente y se está comenzando a discutir la ordenanza. Estos acuerdos recogen un importante trabajo de años de nuestra Asociación, los cuales van en el sentido de aunar criterios en la definición de los distintos cargos docentes, ordenar, clarificar y simplificar el esquema de las dedicaciones horarias, asegurar el progreso profesional del docente en función de su nivel de capacitación y desempeño, pero recogiendo las miradas diversas producto de las diferentes realidades de los servicios. La puesta en práctica de la nueva carrera docente mediante un nuevo estatuto tendrá un impacto muy importante en la UdelaR, como ya lo tuvieron en cierta medida los llamados a oportunidades de ascenso (LLOA), ya que cambia de manera sustancial la forma de distribución de recursos presupuestales premiando a los servicios que favorezcan la alta dedicación y capacitación de sus docentes. El predominio de criterios académicos por sobre otro tipos de intereses es un paso en el sentido correcto.

El relacionamiento de la Universidad con el medio o la sociedad en general (conocida como extensión) es una tarea histórica de la UdelaR. Abarca, desde la Facultad de Medicina y sus Escuelas participando en los distintos Hospitales Públicos incluyendo el propio Hospital de Clínicas, la presencia en innumerables policlínicas de Montevideo, el APEX del Cerro, los múltiples servicios odontológicos que ofrece la Facultad de Odontología, el Hospital de Pequeños Animales y Equinos de la Facultad de Veterinaria, los numerosos acuerdos y convenios con instituciones públicas como la UTE, ANTEL, ANCAP, MIDES, etc. El principio rector ha sido una vía de alimentación de doble sentido: aprender-investigar-enseñar y ofrecer soluciones, asistencia y apoyo, donde tanto la Universidad como la comunidad se benefician mutuamente. Las relaciones con el medio deben concebirse en un sentido muy amplio incluyendo los procesos de ciencia aplicada que contribuyen a generar la base tecnológica del país y la solución de problemas en la producción asociados al desarrollo, la colaboración en la elaboración, gestión y evaluación de políticas públicas, la asistencia técnica, la divulgación de las artes y la ciencia en general. La enseñanza y la investigación científica son aspectos centrales de las relaciones con el medio y debe ser el principal aporte de la UdelaR en esta relación. No se debe dar preeminencia a la extensión por sobre las otras actividades de los docentes y de la institución a las cuales debe complementar y con las cuales debe estar orgánicamente relacionada.

El desarrollo de la UdelaR en el interior ha tenido un crecimiento enorme en los últimos años y que podemos calificar como histórico, ya que por primera vez se sientan las bases como para el desarrollo de centros regionales que pueden llegar a niveles importantes de autonomía. Un porcentaje altísimo de los recursos incrementales otorgados a la UdelaR por el parlamento en los últimos años estaban destinados al desarrollo en el interior (cuya contrapartida es el bajo incremento presupuestal en las áreas generales de la Universidad). Además se crearon los Centros Universitarios Regionales (CENUREs) como forma organizativa.

La enseñanza de grado ha tenido un incremento importante en estos años, tanto en número de estudiantes ingresados como, más importante en cuanto al aporte de la UdelaR al país, el incremento en número de estudiantes egresados. A pesar de las limitaciones presupuestales recientes, aumentó la oferta de carreras en Montevideo y, sobre todo, en el interior. También hubo crecimiento en enseñanza de posgrados, pero ha sido mucho menor.

Para culminar también queremos destacar el rol que tuvo la UdelaR apoyando, promoviendo y colaborando tanto con ideas como aportando recursos humanos, al desarrollo de un sistema terciario y a la creacion de otros institutos con vocación universitaria. Sin pretensiones exclusivistas o monopólicas la UdelaR contribuyó generosamente con estas iniciativas más allá de las discrepancias con los procedimientos y formatos efectivamente elegidos por el gobierno.

Ejes programáticos

1. Desarrollo de una institución con alto nivel académico

Uruguay necesita una Universidad de la República que brinde una amplia cobertura a los jóvenes que quieren estudiar en nuestro país, y que forme recursos humanos al más alto nivel, con una alta dedicación a la innovación, la investigación científica y la creatividad en todos los campos, capaz de generar conocimiento original y tecnológico también en el más alto nivel. Con una docencia de pregrado y posgrado vinculada a la investigación, de forma de generar egresados con la curiosidad y capacidad de autoformación continua. No hay enseñanza ni extensión que sirva si no hay un nivel poderoso de capacidad académica en nuestras universidades. El cultivo y preservación de ese nivel debe ser uno de los objetivos permanentes y fundamentales.

Pensamos en una universidad (en un sistema universitario público) comprometida con el país y no encerrada en su propia problemática. Dicho compromiso debe expresarse principalmente en que lo que el país invierte en su financiación se vea reflejado en la calidad de la institución: la mayor contribución que la Universidad puede hacer al país es ser una mejor Universidad.

La Universidad como institución debe proveer al país profesionales altamente capacitados, abarcando la formación de grado y posgrado, que requiere la compleja y dinámica realidad social y económica actual y proporcionar al país el conocimiento científico del más alto nivel para contribuir a su desarrollo.

La universidad debe ser una institución abierta y plural y no debe ser instrumentalizada por ninguna ideología o corporación particular. Lo cual no quita que la Universidad no asuma compromisos éticos y políticos en temas de importancia nacional e internacional, como ya ha ocurrido. Es claro y natural que todos tenemos nuestro sistema de creencias e ideas. Lo que parece muy equivocado es tratar de imponérselas a la institución y usarla con esos fines. La UdelaR sí tiene que estar comprometida con la defensa de algunos valores fundamentales, pero no con la promoción de un modelo político-ideológico particular. La autonomía debe ser garantía de la independencia necesaria para desarrollar el trabajo académico con la máxima libertad, sin condicionamientos externos espurios, pero también con la máxima responsabilidad y compromiso con el conjunto de la sociedad. Promotora de los derechos humanos en su máxima expresión.

La Universidad es una institución centenaria que debe pensar en términos de mediano y largo plazo. No debe pensarse con una lógica de ruptura y vuelta a empezar cada vez que se inicia un nuevo cambio de autoridades.

2. Autonomía, Cogobierno y Gestión Universitaria: "No esperar hasta el 2058"

El tipo de gestión universitaria generado a partir de la ley Orgánica de 1958 implica un funcionamiento basado esencialmente en el trabajo honorario por colectivos de los tres órdenes universitarios. Esto se refleja, tanto en los consejos de facultades y escuelas universitarias, como en los claustros, como en las innumerables comisiones que existen y se crean en forma continua dentro de la institución, en un funcionamiento que demasiadas veces termina siendo poco profesional. No todos los servicios existentes integran o tienen voto en el CDC. Según la actual interpretación jurídica de la Ley Orgánica sólo aquellos existentes en el momento de aprobarse la Ley Orgánica tienen derecho al voto. Recientemente se crearon las macroáreas y los consejos delegados compuestos por los órdenes y delegados de las macroáreas. La representación de los servicios es indirecta, vía su pertenencia a alguna de las macroáreas. Si bien un balance preliminar parece indicar que estos cambios han sido efectivos y han permitido cierto grado de desconcentración de las decisiones y mejora de la eficacia en la gestión también es necesario reconocer que la distribución de las decisiones en diversos "consejitos" muchas veces ha impedido la visión global sobre los temas y dificulta el accionar y el peso de los órdenes primando muchas veces los intereses particulares de los servicios y dando al rectorado y su equipo una preponderancia sustancial por sobre otros actores. El funcionamiento de estos consejos creemos que no ha cambiado en lo sustantivo la estructura de poder donde predomina el componente federal que hace que en las decisiones que se toman predomine el interés y la visión de los servicios por sobre intereses y visiones generales. Decisiones que podrían llevar a un beneficio colectivo, pero que vayan puntualmente en detrimento de algún servicio o área particular, son muy difíciles de tomar. Se deben implementar mecanismos que distribuyan en forma racional y coherente los temas que se tratan en cada consejo manteniendo una mirada globalizadora.

Debemos ampliar el modelo de gobierno, con una gestión que abra más las puertas a la participación de los órdenes, que permita y promueva que estos se organicen en forma democrática y responsable. Los órdenes aportan una visión diferente a la de los servicios ya que integran horizontalmente perspectivas diversas. Esta visión, con sus opiniones y propuestas, es imprescindible para mejorar la calidad de la actividad universitaria. Cuando las críticas e incluso los debates contribuyen a marcar errores y a realizar cambios positivos, no deben ser vistos como un "palo en la rueda". En estos años ha ocurrido demasiadas veces que debates, incluso algunos sobre temas de escasa importancia, se han transformado en verdaderas guerras, innecesarias y paralizantes. Podemos señalar, como ejemplos paradigmáticos, la discusión en torno a la reforma de la Ley Orgánica y los intentos de evaluar y revisar aspectos de las políticas y programas de descentralización.

Son necesarios cambios orgánicos, legales y particularmente de actitud, que abran el gobierno universitario a todas las opiniones favoreciendo la participación y, por lo tanto, el cogobierno.

Se inició un proceso de discusión sobre la ley orgánica que quedó truncado por la falta de acuerdos y aspectos de conveniencia política. Debemos retomar este proceso de discusión e intentar avanzar aunque no haya unanimidad. Actualmente se discuten las condicionantes para la elección del Rector. La ley del 58 es muy clara y rígida en estos aspectos. ¿No sería hora de revisarlos? Plantearnos un sistema universitario que mantenga los principios fundamentales de la ley orgánica de 1958: el cogobierno y la autonomía, pero que sea moderno, flexible y que atienda la compleja realidad de la Universidad de hoy y del futuro. Se debería eliminar toda la carga de decisiones burocráticas de los órganos del cogobierno y centrar su acción en las decisiones de política universitaria. Existen problemas serios de gestión en la Universidad tanto en bedelías como en los sistemas de compras, en la infraestructura y administración de los servicios de informática, en el apoyo a la investigación, etc. Gran parte de estos problemas se intentan resolver a través de la gestión de los docentes (armado de actas de exámenes, planillas de licitaciones, citación de proveedores etc .etc.) Además el sistema de nombramiento del personal no-docente de la institución es altamente ineficiente, no toma en cuenta las realidades particulares de los cargos a llenar y se basa en un sistema de "tipo bolsa de trabajo" donde hay una larga lista que se mueve muy lentamente. Se debe cambiar el sistema de provisión de los cargos no-docentes basado más en la promoción y capacitación y en el interés del sector específico (por ejemplo a través de entrevistas) y no únicamente en una regla de la secuencia numérica. Debemos promover un funcionariado universitario con alta capacitación, compromiso con los objetivos de la institución, dedicación y buenos salarios y que exista un sistema de evaluación y promoción acorde.

3. Acreditación: Creación de la Agencia Nacional de Acreditación

La creación de la Agencia Nacional de Acreditación es imprescindible en esta etapa debido al aumento de oferta de educación terciaria y la necesidad de asegurar un buen nivel académico. Hace ya varios años que se viene considerando la creación de una Agencia Nacional de Acreditación y ya se han discutido varios proyectos. Los intereses en juego por parte de las instituciones privadas por acceder al mercado de la educación superior y la falta de experiencia en el país en administrar un sistema mixto, así como la falta de experiencia en la UdelaR de compartir la responsabilidad de brindar enseñanza de nivel universitario con otras instituciones públicas o privadas, ha hecho difícil encontrar acuerdos. Más allá de estas dificultades creemos que es imprescindible que el país avance rápidamente hacia un sistema de acreditación que se aplique a la evaluación de las distintas instituciones criterios académicos rigurosos y transparentes. Para lograr estos objetivos se requiere la creación de una Agencia Nacional de Acreditación. Esta agencia proveerá el control de calidad de todas las instituciones universitarias y sus distintas carreras, tanto públicas como privadas. Debe plantearse una mirada crítica, que se ubique por fuera de las propias instituciones universitarias. Esta agencia también promoverá y facilitará la acreditación regional e internacional de las distintas carreras.

4. Descentralización territorial de la Universidad

En estos últimos seis años se incrementó en forma muy importante la presencia de la Universidad de la República en distintas regiones del país. La distribución territorial, tan amplia y tan diversa, implica un gran desafío económico y organizativo para la Universidad. El desarrollo de estos emprendimientos debería converger con otras iniciativas públicas existentes y en proceso de creación, en particular la Universidad Tecnológica (UTEC) y la Universidad de la Educación. Creemos que el rol del sistema educativo público es irrenunciable e irreemplazable, ya que es el único que puede ser garante de diversidad y calidad con criterios académicos amplios e independientes, no supeditados a reglas de mercado ni marcos confesionales. Es necesario enfatizar que no es la Universidad de la República la que debe hacerse cargo de toda la educación terciaria, sino el conjunto del Sistema, coordinando los esfuerzos y las iniciativas. Además, la Universidad de la República debe cumplir con sus funciones de enseñanza superior, investigación y extensión de calidad, sin distinguir los lugares de radicación de sus servicios.

Creemos que la orientación que siguió la Universidad de promover la radicación de equipos académicos con alta capacitación y dedicación es correcta, pero ocurrió de forma desordenada, sin una real consistencia con el plan original de agrupar ciertas áreas temáticas y vincularlas con ejes de desarrollo local. En la práctica los grupos se establecieron y han ido interactuando de forma poco ordenada y voluntarista. Las decisiones sobre los pasos a seguir en el próximo período requieren previamente una evaluación cuidadosa del estado de situación. Se debería buscar la complementación de los recursos existentes en las distintas sedes del interior con la creación de departamentos que coordinen, complementen y den un marco de coherencia a los grupos de investigadores allí albergados. Al mismo tiempo, se requiere un cuidadoso estudio que permita complementar la oferta de carreras por región en función de los recursos existentes, los objetivos de desarrollo local y las demandas sociales. Esto debería ser coordinando y complementando con las nuevas instituciones terciarias, muy en particular la UTEC. En este sentido, se requiere revisar la estructura de gobierno, transformando la comisión coordinadora del interior en un organismo adecuado a la existencia de los recientemente creados gobiernos regionales. Para jerarquizar la conducción de un proceso de esta dimensión y relevancia se requiere la creación de un pro-Rectorado del Interior.

5. Calidad e Innovación Académica: Carrera Docente

El rápido avance del conocimiento conduce a que, comparativamente, nuestra comunidad académica corra el riesgo de quedar rezagada en el concierto internacional. Históricamente la comunidad académica del Uruguay fue y es muy pequeña, incluso en la relación población/número de investigadores 1. El cultivo, incremento y preservación de un alto nivel académico debe ser uno de los objetivos permanentes y fundamentales.

En estos momentos se está procesando el análisis de un nuevo estatuto del personal docente, con un fuerte impulso de ADUR. Los docentes universitarios debemos ser profesionales de nuestra actividad, con las oportunidades adecuadas para formarnos y para realizar nuestro trabajo. Por eso consideramos que es esencial aumentar fuertemente la dedicación horaria de los cargos docentes, y definir una serie de reglas claras que enmarquen la Carrera Docente.

El nuevo estatuto prevé la existencia de dedicación horaria sólo en ciertas franjas. Nuestra universidad es quizás la única en el mundo donde es posible contratar docentes con dedicaciones de entre 1 hora y 60 (¡de hecho actualmente existen docentes con 2 h semanales!). El nuevo estatuto prevé restringir esto y básicamente sólo podrán contratarse cargos en 3 franjas de dedicación. Esto supondrá un cambio en el concepto actual de la actividad docente. Muchos servicios contratan cargos por cargas horarias que se calculan a partir de las horas pizarrón que se dictan. El nuevo concepto que devendrá de la aplicación del estatuto significara que habrá docentes de baja media y alta dedicación, donde cada categoría tiene asociado un conjunto bien definido de responsabilidades.

Este nuevo estatuto será una herramienta importante para mejorar el desarrollo académico de la UdelaR y ajustar asimetrías sustanciales entre los distintos servicios. Existe en la realidad interna de la UdelaR diferencias importantes entre distintos servicios, sobre todo en relación al nivel de investigación, dedicación horaria y número de docentes con dedicación total. Se han creado programas específicos para apoyar a los servicios con mayor debilidad académica que ya están dando frutos positivos. Deberíamos volcar mayores recursos en esa dirección. Apoyar la formación de estos sectores débiles a través de pasantías, doctorados o programas especiales en centros dentro y fuera del país. El objetivo es lograr núcleos de docentes con DT en la totalidad o la mayoría de los servicios de la Universidad.

Como objetivo en un plazo de 10 años, nos proponemos aumentar el porcentaje de docentes con DT a un 20% del total de docentes (actualmente es de menos del 10%).

La UdelaR tiene un porcentaje relativamente bajo de docentes grados 3, 4 y 5 con Doctorados, entendido como posgrado académico o tipo PhD2. La generación de la Comisión de Apoyo a Posgrados apuesta a cerrar esa brecha aunque abarca a los egresados de la Universidad en general. La UdelaR tendría que generar más programas específicos de apoyo para la formación académica de su propio personal docente, y fortalecer los ya existentes, para elevar el porcentaje de docentes con doctorados.

6. Promover el desarrollo de los posgrados

El crecimiento de la enseñanza de posgrado ha sido relativamente escaso en los últimos años. Esto resulta preocupante, dado que cada vez más, es necesaria la formación a un nivel más profundo que el grado, que lo complemente y lo potencie, tanto con maestrías y doctorados como con especializaciones de corte más profesionalizante. Además de complementar la formación profesional, el desarrollo de los posgrados es un factor crítico para el sistema académico de cualquier modelo de universidad actualizado y competitivo a nivel internacional. Creemos que debemos apuntar, a mediano plazo, a generalizar la formación de posgrado entre los egresados universitarios, y a universalizarla entre los docentes universitarios. Para ello, hay que consolidar las ofertas de posgrado existentes y, sobre todo, estimular el desarrollo de nuevas ofertas de posgrado en servicios donde tiene escaso o nulo desarrollo. La consolidación de los equipos docentes en muchos servicios requiere apostar a la formación a nivel de posgrados de las generaciones más jóvenes de docentes. Para ello es necesario dedicar mayores recursos tanto a los programas de posgrado como a aumentar fuertemente el número de becas.

7. Las transformaciones necesarias en la enseñanza de grado

El objetivo principal de la enseñanza de grado debe ser la formación de egresados dotados de los conocimientos, capacidades y destrezas necesarios para cumplir adecuadamente con los cometidos académicos, científicos y profesionales propios de cada carrera. La formación debe ser de calidad, correspondiéndose con los desarrollos internacionales en las áreas respectivas y atendiendo, al mismo tiempo, a las necesidades sociales de nuestro país y a las particularidades de su aplicación a nuestro medio, en los casos y condiciones en que así corresponda.

Naturalmente, una formación de esas características es tributaria de una gran cantidad de variables de políticas universitarias, algunas de las cuales son expuestas en otros apartados de este documento: una adecuada dotación presupuestal, la disponibilidad de docentes calificados e incentivados por una carrera atractiva, la expansión de la oferta a todo el territorio nacional, entre otras.

Particularmente, es importante contar con una estructura académica que favorezca la mejor formación de los egresados.

La estructura académica de la Udela es anticuada, como resultado de haber estado históricamente basada en un modelo profesionalista excesivamente fragmentado, y debe ser renovada. Si bien es necesaria la existencia de reductos orgánicos especializados en el dictado y gestión de las distintas carreras, no se justifica que esa especialización se traduzca en un funcionamiento basado en compartimientos estancos, con escasa conexión entre sí y pocos estímulos a la colaboración entre carreras, unidades académicas y docentes.

Teniendo en cuenta estas debilidades es necesario avanzar hacia un nuevo modelo que amplíe la oferta de cursos modulares y acreditables que puedan ser compartidos por varias carreras, permitiendo que el estudiante sea capaz de acreditar ese curso fácilmente, e incluso cambiar de carrera de forma más sencilla. Otra opción que se debe considerar es la creación de Ciclos Comunes Iniciales en algunas áreas -o tramos de algunas áreas- para favorecer la integración horizontal, retardando el momento de opción del estudiante por una carrera en particular, y favoreciendo su permanencia en la universidad mientras exploran diversas posibilidades de formación.

Es menester, entonces, conjugar dos conjuntos de valores diferentes, pero no necesariamente antitéticos, que merecen preservarse y desarrollarse. Por un lado, las formaciones profesionales o disciplinarias específicas. Estas deben estar dotadas de una coherencia interna y de un desarrollo y profundización apropiados, y reforzados por actividad de investigación, para resolver adecuadamente sus respectivos cometidos. Por otro, la maximización en el uso compartido de los recursos institucionales, el aliento a la constitución de nuevos enfoques académicos y espacios curriculares, y el otorgamiento al estudiante del mayor grado de libertad que sea compatible con la solidez de su formación.

En los hechos, ya se registran avances en esta dirección. Tanto la dinámica académica en la producción de conocimiento, como las necesidades de formación de los estudiantes, han generado interacciones transversales e interdisciplinarias. En virtud de ellas, los equipos de investigación de distintos servicios se asocian por afinidades temáticas, y los estudiantes buscan perspectivas distintas sobre conocimientos pertinentes a su formación que no encuentran en su servicio de origen. Pero estas ricas interacciones laterales en lugar de ser promovidas y estimuladas se ven dificultadas por la rigidez de los sistemas tradicionales que aún predominan en muchos planes de estudio. En este sentido, la aprobación de la Ordenanza de Grado, facilitó cambios importantes en la organización y gestión académica para los planes de estudios de grado en la Universidad, ordenando y normativizando aspectos tales como la duración de las carreras, el sistema de créditos, el tránsito horizontal de los estudiantes, entre otros.

La introducción de estos cambios es aún muy reciente, por lo que es necesario proceder a su evaluación para asegurar que efectivamente cumplen cabalmente con los dos conjuntos de valores que señalamos más arriba, y así guiar su profundización o reorientación.

8. Hospital de Clínicas dentro del Sistema Integrado de Salud

El Hospital de Clínicas tiene que integrarse plenamente al Sistema Integrado de Salud. Hay que cambiar la forma actual de dirección y gestión. Para ello se requiere buscar un nuevo estatuto del Hospital que combine su carácter de hospital universitario y participe en un sistema más amplio e integrado junto con otros actores del sistema asistencial. Esta combinación se podría traducir en integrar una dirección mixta u alguna otra alternativa, donde ASSE participe de la política asistencial del Hospital de Clínicas siendo responsable de la planta física, el personal no-docente y los insumos de funcionamiento, y la Universidad de la República sea responsable del personal docente y de promover todas las actividades académicas (formación de grado y posgrado etc.) y de investigación. Hay una historia de más de cien años de colaboración entre la Facultad de Medicina y el Ministerio de Salud Pública. Las experiencias en los Hospitales Maciel, Pasteur, Pereira Rossell y otros, muestran que es posible trabajar en forma integrada. Debemos buscar las mejores experiencias y lograr integrar completamente el Hospital de Clínicas al nuevo sistema asistencial, probablemente en el marco de una actualización del convenio marco UdelaR-ASSE que defina reglas claras y transparentes para la interacción y la cooperación.

9. Un sistema de información universitaria basada en datos: evaluación y planeamiento

Es llamativo cómo nuestra Universidad, donde se cultivan muchas disciplinas a alto nivel, no tiene instalada, más que en forma incipiente, una cultura de obtener, procesar, y difundir ampliamente datos concretos, y a partir de estos datos, adecuadamente procesados, realizar evaluaciones que permitan tomas de decisión bien informadas. Impulsamos firmemente la consolidación y generalización de bases de datos que sirvan de insumo para realizar periódicamente evaluaciones institucionales, a nivel de servicios y de estructuras centrales de la Universidad. Se debería crear una estructura o reforzar los mecanismos existentes destinados a la Evaluación y Planeamiento Universitarios, con personal técnico idóneo, recursos y autonomía de funcionamiento.

Una buena base de datos también debe ajustarse a los requisitos internacionales. Algunos actores universitarios que han intentado concursar y obtener fondos de financiación internacionales han tenido grandes dificultades para poder acreditar las finanzas y el formato administrativo de la Universidad. Comenzando con una página web bilingüe, y un sistema de gestión de los fondos que cumpla estos requisitos (en el momento lo han logrado el Instituto Pasteur de Montevideo y la ANII, ¿por qué no, la propia Universidad?).

10. Un presupuesto universitario para el futuro del país

No hay transformación de la educación superior pública si no hay mayor inversión presupuestal. En los últimos 10 años el PBI del país ha crecido y el gobierno se comprometió a destinar un 4.5% del PBI a la educación. Pero el retraso por décadas en materia de inversión y la necesidad de expandir la enseñanza necesariamente implica un incremento en la asignación presupuestal a la enseñanza pública. Difícilmente podrán llevarse a cabo estas transformaciones si no se acompañan de recursos. Acompañamos la propuesta de un incremento de la inversión en educación pública del orden del 6% del PBI. Otro indicador que debería mejorar en el país es el porcentaje de PBI destinado a Ciencia y Tecnología. El Banco Mundial calculó para Uruguay un valor de 0.4 % del PBI para el año 2010 (en el mismo año Argentina llegó al 0.62% y Brasil 1.16 %) de inversión en CyT. El Uruguay debería rápidamente llegar al 0.5% del PBI destinado a Ciencia y Tecnología y en un mediano plazo plantearse como objetivo el 1%. Por supuesto, todos estos porcentajes tienen sentido pensando en un PBI que se mantenga en crecimiento en el futuro.

Creemos que es importante mantener el financiamiento a los programas de obras y del interior, pero cuidando de equilibrar el desarrollo de los aspectos relegados en el último lustro. El 90% de la actividad universitaria no recibió incrementos significativos en los últimos 5 años. También es necesaria una evaluación cuidadosa de los programas que recibieron altas asignaciones en los últimos periodos.

El nuevo presupuesto debe tener en cuenta los importantes retrasos salariales de docentes y no docentes y la necesidad de contar con un amplio programa de becas, de grado y de postgrado que permita ponernos a niveles competitivos con la region.

Conclusiones

En base al diagnóstico y los importantes desafíos que enfrenta la Universidad y el país, debemos aprovechar estas instancias de las Asambleas del Claustro de las Facultades y de la Asamblea General del Claustro de la Universidad, para plantear y elegir nuevas autoridades con perfiles que nos permitan consolidar y avanzar en los ejes programáticos que planteamos y que podemos sintetizar en los siguientes puntos:
  1. Consolidar la transformación académica de la UdelaR: aumento de la dedicación horaria por cargo, aumento del número de DTs y de docentes con Doctorado, consolidación de posgrados existentes, desarrollo de posgrados en los servicios que aún no cuentan con ellos.
  2. Facilitar el transito horizontal en las distintas carreras y generar políticas que favorezcan la retención de los estudiantes sin detrimento de la calidad en la formación.
  3. Impulsar la Acreditación institucional e internacional de la Universidad.
  4. Promover cambios en la ley orgánica y en las reglas de funcionamiento, para lograr una organización moderna y flexible de la UdelaR, que permita el cogobierno y la autonomía. Cambios en la gestión institucional.
  5. Promover el desarrollo académico de los sectores más débiles de la UdelaR con planes específicos.
  6. Impulsar el desarrollo de un Sistema de Educación Terciaria Nacional coordinado e integrado.
  7. Demandar un presupuesto de la Enseñanza Pública y de la Universidad que permita desarrollar estas transformaciones.

[1] En Uruguay se calcula aproximadamente 1 investigador cada 1000 trabajadores, en Argentina la relación es 3 cada 1000 y en EEUU, 9 investigadores cada 1000 trabajadores. Como además la población de Uruguay es reducida, el número absoluto de investigadores es, también, bajo. volver
[2] De acuerdo al Ranking de Universidades Latinoamericanas, la UdelaR tiene 4.9 y la Universidad de San Pablo tiene 100 del índice "Faculty Staff with PhD measures commitment to research and high-level teaching". volver